jueves, 28 de agosto de 2008

Kenningar

Recientemente hemos tenido en la lista Tolkien una discusión sobre kenningar iniciada por un listero (Matthias Gallé) que nos llamó la atención sobre el tema.

Hojeando las obras completas de Borges, tropecé con la recopilación "Historia de la eternidad", y dentro de esta, un ensayo sobre los "Kenningar". Dice Borges que este recurso literario cundió hace unos 1000 años en Islandia y fue usado también en el Beowulf. Básicamente parece que se trata de expresar un sustantivo por alguna metáfora. Así 'yelmo del aire', 'camino de la luna' se refieren al cielo; 'manzana del pensamiento', 'dura bellota del pensamiento' al corazón, 'fuerza del arco' al brazo, 'asamblea de espadas', 'fiesta de lanzas' a batallas, para citar algunos ejemplos.

Me llamó mucho la atención de que una de las descripciones de rey es "señor de anillos". Supongo que muchos de ustedes ya lo saben, pero me pareció demasiado bueno como para no compartirlo.

Interesado, examiné la aparición de la expresión "señor de anillos" en la saga islandesa de Njal y en el Beowulf, y me enteré de que los reyes eran llamados "señores de anillos" no porque los llevaran puestos sino porque solían otorgarlos Los príncipes nórdicos obsequiaban anillos como recompensa por triunfos militares a sus lugartenientes, y se suponía que el buen príncipe debía ser generoso en dones con ellos. Incluso pueden relacionarse estas retribuciones con el concepto de Weregild que Hláford ha revisado en un post anterior. En el gesto de Isildur de reclamar el anillo único como weregild podemos apreciar resonancias del kenning de marras. Y por supuesto, Sauron, el Señor de los Anillos, es un dador de anillos como quiere la tradición nórdica, aunque en un sentido siniestro.

Fiel al espíritu de este blog, que hace a un lado los temas importantes y se concentra en los detalles menores, partiré ahora tras la pista de las palabras que significan "anillo", en busca de su origen.
Las famosas sagas islandesas, escritas en noruego antiguo, usan la palabra hringr, mientras que el anglosajón Beowulf emplea dos vocablos: béag , y hring.

Béag ("anillo, rollo, brazalete, collar, corona, guirnalda"), está emparentado con el verbo bugan, que significa "doblar, arquear"). El verbo anglosajón bugan subsite en el verbo alemán biegen ("doblar"), y en el inglés bow ("arco", "curvar", "inclinarse"). La raiz indeuropea de esta familia, según propone Pokorny, es -bheugh. Es interesante notar que béag se usaba para cualquier adorno de forma circular, tanto anillos como coronas o brazaletes.

En Nueva York parecen ser muy populares unas rosquillas llamadas bagels, en cuyo nombre resuena aquel béag, llegado a través del Yiddish beyal, que a su vez lo tomó del alemán medieval boug ("anillo").

Hring, por su parte, es la palabra por excelencia para "anillo" en todas las lenguas germánicas:
Inglés: ring
Danés: ringe
Holandés: ring
Finés: renga
Alemán: ring
Islandés: hringu
Noruego: ring
Sueco: ring
Todas provendrían de un proto-germánico *khrengaz ("algo curvo"), de la raíz indoeuropea *(s)ker- ("doblar, curvar"). Es decir, detrás de ring se esconde el mismo concepto elemental que da origen a béag: "curvar". Y estaría emparentado con la palabra griega κορώνη (korone), que dio corona en latín. ¡De nuevo aparece la corona junto al anillo!

La primera acepción del griego κορώνη era, sin embargo: "cuervo". El diccionario de Liddell-Scott da como segunda acepción "todo lo que sea curvado como el pico de un cuervo".
Y a partir de allí, se nos presentan una detrás de otra -cual enanos llegando a la casa de Beorn-, decenas de palabras relacionadas: el latín curvus ("curvo") relacionado con corvus ("cuervo"), sin olvidar las parejas del inglés crow ("cuervo") y crown ("corona"), el cornus ("cuerno") que es un apéndice curvo, y de allí la córnea, corneta, etc.

Para concluir este artículo, mencionaremos que en las lenguas romances la palabra latina que se impuso fue anulus ("anillo para el dedo"), que es un diminutivo de anus ("anillo" en general, "círculo"), de una raiz indoeuropea *ano- ("anillo") que detectamos en el armenio anur ("anillo") y el celta anne ("anillo"). Anus dejó de usarse en el sentido amplio de círculo desde que se impuso como eufemismo para referirse al orificio anal, cosa que ocurrió ya en tiempos de Cicerón, según leemos en su carta Ad Familiares XXII
"Anum" appellas alieno nomine: cur? si turpe est, ne alieno quidem; si non est, suo potius.
(Lo llamas anillo con nombre prestado. ¿Por qué? Si es obsceno, también lo será con nombre ajeno, si no lo es, llámalo con el propio).
Lo cierto es que anulus subsistió en todos los romances:
catalán anell
francés: anneau
italiano: anello
lombardo: anell
occitano; anel
portugués: anel
rético: anè
español: anillo
etc.
Llegamos entonces al fin de este recorrido, comprobando que una vez más volvemos con una cosecha de objetos aparentemente heterogéneos: anillos, picos torcidos, cornamentas, cuervos, orificios anales, coronas y guirnaldas, unidos por el lenguaje, que ordena el mundo.