En 1846 y 1847 se publicaron en Madrid los dos volúmenes del Diccionario nacional o gran diccionario clásico de la lengua española, de Ramón Joaquín Domínguez. Fue la obra precursora de los diccionarios enciclopédicos españoles, y gozó de extremada popularidad en el siglo XIX con 17 ediciones hasta 1889. En el XX estuvo prácticamente olvidado, superado por gigantes como el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano de Montaner y Simón y más tarde la Enciclopedia Espasa.
¿Por qué vale la pena recordarlo? A fines del XX se lo rescató del olvido, empezando por dos artículos de Manuel Seco (los que me llevaron a Domínguez, recogidos en Estudios de lexicografía española, 2ª ed., Gredos 2003). Lo que llama la atención de él no es tanto su contribución a la lexicografía como el modo en que sus definiciones reflejan ciertos movimientos ideológicos de la época, y ante todo por la curiosidad de su estilo y enfoque. En efecto, Domínguez (sobre el que no hay todavía artículo en Wikipedia) fue un revolucionario malogrado, muerto a los 37 años en el intento de alzamiento de mayo de 1848 en Madrid. Además del Diccionario nacional publicó una Nueva gramática francesa (1844), unas Reglas de ortografía francesa (1844) y un Diccionario universal francés-español y español-francés (6 vols. 1845-1846). Ignoramos si tuvo una hija llamada Libertad.
Lo particular de las definiciones de Domínguez está en su subjetividad. Al consultar un diccionario moderno esperamos un contenido lo más despersonalizado y objetivo posible. Seguramente se regirá por principios lexicológicos más o menos explícitos y sujetos a crítica, porque la lexicografía es un terreno mucho más inestable de lo que advierte normalmente el usuario final del diccionario; pero al menos no esperamos que el autor exponga abiertamente sus opiniones morales, políticas y filosóficas, entre en discusiones encendidas con otros autores, o dé rienda suelta a su creatividad y humor. Todo esto pasa en el Diccionario de Domínguez. Seco agrupa las intervenciones del autor en tres clases, las humorísticas, las ideológicas y las filológicas. Un ejemplo de las primeras es:
Badajo, s. m. La lengua de las campanas, porque sin él fueran mudas; es un pedazo macizamente férreo ó metálico, mas ó menos largo, bastante grueso por el estremo que cuelga, y no así por el adherido á la campana, en cuyo interior pende manejable del alto punto céntrico, y sirve para producir los vibratorios sones que tal vez nos aturden la cabeza.
Se pueden rastrear con facilidad ejemplos de las segundas yendo a las voces de contenido más sensible, como libertad, democracia, revolución etc.:
Despotismo, s. m. Sistema y poderio tiránico, ilegal, representado por un déspota: autoridad absoluta é independiente, no limitada por las leyes y reconcentradora, absorbedora ó usurpadora de todos los poderes públicos, rasumiendo en una sola mano todas las atribuciones legislativas, administrativas, gubernativas, políticas, civiles militares etc. unidas al supremo poder ejecutivo simbolizado en un cetro de hierro. || V. TIRANÍA. || V. AUTOCRACIA. || Modo de obrar ó conducirse cualquier déspota. || Anómalo é injusto sistema de gobierno, en que los gobernantes ejércen el poder sin sujecion á las leyes, ó segun les dicta su capricho, desentendiéndose de la razon, de los principios de equidad y justicia y de los sagrados derechos del hombre.
(Es irónico que casi inmediatamente después se lea la definición de despotricar: "Desembuchar indiscretamente las especies aprendidas, hablar sin consideracion ni reparo cuantas cosas le ocúrren a uno etc.")
"¿No podríamos decir con toda verdad que Domínguez fue el lexicógrafo que murió luchando por sus propias definiciones?" (Seco)
Este segundo aspecto ha merecido algunos estudios serios (más recientemente M. Quilis Merín, "Ideología en el Diccionario Nacional de Ramón Joaquín Domínguez: La nomenclatura vergonzante" BHH 23 (2014)). Nosotros no somos serios, así que vamos a referirnos solamente al tercer grupo, el de las intervenciones 'filológicas', y más específicamente a aquellas donde Domínguez (cómo no) despotrica contra la Real Academia, que "es, para él, una institución alejada de la realidad, un «venerable cuerpo» lleno de «decrepitudes filológicas», una «caduca matrona [...] con ínfulas de esclusiva maestra»; simplemente, «la corporación de los hablistas de oficio» (artículos asombrar, alegrante, ¡ah!, comunero). La rebeldía de este hombre frente a la institución y la obra que sirven de guía a todos los lexicógrafos –incluido él mismo– es, desde luego, coherente con su posición avanzada en lo ideológico y en lo político" (Seco). Así que en lo que queda del artículo vamos a recopilar (de entre las primeras letras) algunas de las definiciones más llamativas donde arremete contra la Academia, aunque más no sea para mostrar que nada se inventó hoy ni ayer. Es divertido; si el tiempo y las ganas dan, otro día agregaremos más ejemplos.
Cerrando el círculo, notemos que la RAE incluye el Diccionario Nacional en su Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (NTLLE). Y es que, como señala Seco, aunque Domínguez haya realizado un diccionario romántico, "esta calificación, que no puede por menos de tener un signo negativo al referirse a un género como el lexicográfico, no carece, sin embargo, de aspectos positivos: la ambición renovadora frente a los diccionarios al uso, el deseo de superar lo caduco e imperfecto de la obra de la Academia, el afán de incorporar a su colección las palabras del «progreso» y de los nuevos tiempos, dan como resultado una aportación de valor muy alto para la historia de nuestro léxico."
Afinidad, s. f. Parentesco que se contrae con el matrimonio consumado ó por cópula ilícita entre el varon y los parientes de la mujer, y entre la mujer y los parientes del marido (Acad). ¿Puede darse una definicion mas absurda y obscenamente grosera? Qué significa la escandalosa frase de cópula ilícita entre el varon y los parientes de la mujer? La de la mujer con los parientes del marido ya se comprende en cualquier sociedad algun tanto desmoralizada como la nuestra; mas lo que no se comprende es que existan académicos capaces de autorizar tan repugnantes é impúdicas definiciones, con mengua de la moral pública y del sentido comun. Pero aun prescindiendo de la parte indigna y de toda interpretacion liviana, tendremos siempre una definicion confusa y torpe, sin trabazon ni reglas gramaticales. Qué quiere decir sinó: matrimonio consumado entre el varon y los parientes de la mujer y entre esta y los del marido? Risum teneatis amici. || Parentesco, especie de relacion consanguínea en cierto modo, vínculo moralmente natural ó conexion que media entre el varon y los parientes de la mujer, entre esta y los del varon, exista ó no matrimonio entre los dos que contraen íntimo lazo de union.
Amor, s. m. [...] Amor propio: el amor desordenado con que uno se ama á sí mismo y á sus cosas. (Acad.) Lo que hay aquí de desordenado es la definicion académica; porque no puede ser desordenado ese amor que es al mismo tiempo un precepto de la naturaleza y de la ley de gracia; amarás al prójimo como á tí mismo. El amor natural de nosotros mismos es indispensable hasta para la conservacion de la vida que sin él nos sería indiferente. Así, pues, nos tomamos la libertad de sustituir el epíteto de natural al de desordenado en la censurada definicion, si bien le aceptamos como sinónimo de egoísmo, cuando el amor propio degenera en ese ruin y bajo sentimiento. [...] pl. Amores: comunmente se entienden los sensuales (Acad). ¡Qué prosáico será el venerable cuerpo de filólogos, para desconocer que la palabra amores nada tiene en sí misma de sensual, platonizándola generalmente los mas cultos poetas en sus divinas y seductoras imágenes.
Averiguar, v. a. [...] Fras. fam. Averiguarse con alguno; avenírsele con alguno, sujetarle ó reducirle á la razon; y así se dice: no hay quien se averigüe con él etc. (Acad.) En lugar de «así se dice» debería poner «así decimos»; porque no creemos que haya hoy dia semejante locucion en la lengua española.
Balancé, s. m. Dan. Cierto paso de baile, usado especialmente al final de la mayor parte d elas figuras del rigodon. La Acad. esplica muy bien esta voz. Nada dice de ella.
Blanco, ca. adj. Calificacion aplicada al mas claro de todos los colores, como el de la nieve, cuya estremada blancura no impidió que el filósofo Anaxágoras la tuviese por negra. || Hablando de las personas, el que es honrado, y de estimacion en el pueblo. (Acad.) Como no fuera en tiempo de los realistas, cuando se inventaron las denominaciones políticas de blancos y negros, confesamos nuestra ignorancia de tan luminosa acepcion, y aun para que no quedase a oscuras, hemos añadido una coma en personas sin lo cual resultaba oracion imperfecta ó por concluir.
Brindis, s. m. Accion y efecto de brindar en su primera acepcion. || El dicho en prosa ó verso que precede al acto de beber. Tanto al verbo brindar como al sust. brindis, no les da la Acad. en primer término mas significacion que la de beber á la salud de otro, olvidando ó desconociendo que se brinda por muchísimas cosas; v. g. por la libertad, por la patria, por esta ó la otra forma de gobierno, por tal ó cual institucion etc. á no ser que semejantes entidades morales figuren como personas en la florida imaginacion de los académicos.
Codillo, s.m. [...] En el juego del hombre y otros, el lance de perder la polla el que ha entrado por haber hecho mas bazas que él los otros jugadores. (Acad.) No vaya á tomar algun descomedido intérprete esta acepcion en un sentido chocarreramente vulgar, por aquello de perder la polla el que ha entrado; fras. técnica de algunos juegos, que nada tiene de grosera ni sospechosa. || En las sillas de montar el estribo. (Acad.) El estribo es el que monta, ó queda pendiente el sentido, en este género chusco de ortografía académica. = El estribo, en las sillas de montar.