jueves, 29 de mayo de 2008

Notas sobre notas

And when you're far from home
Try to learn what you could be,
Your heart will tell you everything you need.

(R. Taylor)

El artículo del mes pasado sobre los manuscritos, en realidad, no era más que una introducción; pero se estiró y terminó constituyéndose en un post de pleno derecho, quedando el tema central para otra (no diré mejor) ocasión. El corazón me dice que dicha ocasión ha llegado.

Lo que se pretendía introducir es un comentario sobre algunas notas sueltas publicadas en Vinyar Tengwar 41:11-19. Se trata de las fascinantes "Notas sobre óre" editadas por C. Hostetter, una serie de páginas donde Tolkien comenta la palabra quenya óre, que significa "corazón" (pero no del todo, según se verá) y otras relacionadas.

En total, el texto ocupa unas cuatro carillas, entre unos borradores a mano sobre el tema, notas sueltas, y una copia en limpio a máquina, lamentablemente inconclusa. Para muestra basta un botón: el primer borrador empieza, como no es raro que suceda, con relativa claridad, pero luego va acelerándose hasta el límite de lo legible. El editor transcribe lo que alcanza a leer, y utiliza corchetes y signos de interrogación para palabras dudosas o indescifrables:

óre en lenguaje no técnico, glosado "corazón, mente interna", equivalente más aproximado de "corazón" en nuestra aplicación a los sentimientos, o emociones (coraje, temor, esperanza, piedad, etc.) incluyendo [?las] perniciosas. Pero también se usa [?más] vagamente para las cosas que surgen en la mente o entran a la mente (sanar) que los Eldar consideraban resultado a veces de una profunda reflexión (que a menudo actuaba en el sueño) y a veces de mensajes reales o influjos sobre la mente; de otras mentes, incluyendo las mentes [?mayores] de los Valar y por lo tanto [tachado: por su intermedio de] indirectamente de Eru. (De modo que en ese período se suponía que Eru incluso "hablaba" directamente a sus Hijos).

(Traduzco el texto para ganar algo de claridad, pero el resultado es engañoso: cuando el editor transcribe cosas como "[?greater]", que aquí aparece como "[?mayores]", lo que sabemos es que en el original hay algo que parece decir greater, pero él no pondría la mano en el fuego por ello, y el lector queda en libertad relativa de suponer que allí dice algo distinto. Leyendo la traducción "mayores" uno ni siquiera sabe a qué se parece la palabra misteriosa. Pero como el sentido es más o menos claro creo mejor por el momento dejar de lado esta dificultad.)

En este punto Tolkien hace de las suyas, agregando una explicación al margen, que Hostetter llama "excesivamente difícil" y logra transcribir del siguiente modo:

[?corazón] lo que podríamos llamar [? ? ? ? ?] sentimientos, un presentimiento [? ? creer aunque esto no] surja de la evidencia [?recogida] por [?la propia] mente consciente.

El cierre de la frase es de la mayor importancia: si la lectura es correcta, a Tolkien le interesa el hecho de que se pueda creer (believe en el original) en esas "cosas que surgen en la mente" de algún modo especial; es decir, que por su naturaleza y en atención a su origen (una mente superior, y en última instancia Eru) son dignas de crédito, aunque no se constituyan en la "evidencia" sobre la que solemos basar nuestro accionar (o al menos creemos hacerlo). Pero no olvidemos que la mitad de lo que se lee es conjetural, y que hay al menos siete palabras perdidas en tres renglones. (Restringir el sentido exacto de la nota a lo que se ve o deduce equivale a decir que lo que falta era sólo accesorio, y que una extraña Providencia Filológica se ha encargado de que los pasajes verdaderamente importantes conservaran su legibilidad, perdiéndose el resto.)

La cuestión se pone todavía más interesante en la continuación del texto:

De ahí proviene la frecuente expresión órenya quete nin = "el corazón me dice" [?usada] para algunos sentimientos profundos (en los que se debe confiar) de que algún [?curso de acción etc.] debe [?aprobarse] o [?] sucederá [? ?] [Tachado: Los Noldor] Esto se asociaba a menudo en quenya con √or- "arriba/elevarse", en cierto modo "surgimiento" = cosas que surgen y se elevan hacia el sanar, perturbándolo o coloreándolo o advirtiéndole, y a menudo determinando activamente su juicio, nāmie "un juicio o deseo aislado" (sanwe "pensamiento" > nāma "un juicio o deseo" > indo "resolución" o "voluntad" > acción), pero probablemente se trata de otro caso de h perdida. [Tachado: Cfr. telerin hor-]

Lo que sigue se dedica a la naturaleza de la mente, la reflexión y los sentimientos según el análisis de las palabras élficas para ellos. Al tratar óre, afirma que efectivamente el origen de la palabra no está en √or- "arriba/levantarse" sino más bien en "√HOR = 'urgir, impeler, mover' pero sólo aplicado al impulso 'mental'": allí vemos esa "h perdida". En otra nota suelta se dice en cambio:

hor- [tachado: advertencia] debe glosarse "advertir" aunque esto no se refiere sólo a los males y peligros. Puede usarse también para hablar de una persona que se dirige a otra, pero se usa principalmente de modo impersonal como en ora nin "se me advierte" o en la frase órenya quete nin "mi corazón me dice", y se considera que "surge" de alguna fuente interna de sabiduría o conocimiento, independiente del conocimiento o la experiencia recogidos de los sentidos, sabiduría que [?a veces se debía] a la influencia de [tachado: otras mentes (más sabias)] mentes [?de ?] mayores, mentes más sabias como las de los Valar.

En otro momento, hablando de la Caída de los Hombres, se dice que:

Una consecuencia de esto era que el fea estaba [?aprisionado] y que Melkor tenía [encerrado entre corchetes pero no tachado: derecho sobre aquellos que se habían rebelado contra él y buscaban la protección de Eru >] acceso a [? ?] óre el cual [? ? ?] pero eran [?inútiles] y sólo los más sabios de los Hombres podían distinguir entre [?sus] incitaciones malignas y el verdadero óre.

Comenta el editor: "A pesar de la dificultad de este pasaje, hay suficiente cantidad legible como para hacer claro el significado: a través de su aceptación por parte de los Hombres como Dios, Melkor ganó acceso al óre de aquéllos, de modo que sólo los más sabios de los Hombres podían distinguir entre el consejo incorrupto del óre y las incitaciones malignas de Melkor."

Apasionante, ¿no? Veamos ahora parte de la copia en limpio, donde Tolkien comenzó a pasar a máquina estas notas:

El quenya óre está glosado en El Señor de los Anillos (III 401) como "corazón (mente interior)". Pero aunque en el SA se usa con frecuencia en la frase "mi corazón me dice", traducción del quenya órenya quete nin, telerin ōre nia pete nin, sindarin guren bêd enni, la palabra "corazón" no es adecuada, excepto por su brevedad, dado que óre no corresponde en sentido a ninguno de los confusos usos de "corazón": memoria, reflexión; coraje, buen ánimo; emoción, sentimientos, impulsos tiernos, amables o generosos (no controlados por la razón, u opuestos a sus juicios).

Entender qué era el óre para el pensamiento y el habla élficos, y la naturaleza de sus consejos —porque dice, y por lo tanto aconseja, pero nunca se lo representa como un imperativo— requiere una breve reseña del pensamiento eldarin sobre el tema. Para este propósito, carece de importancia la cuestión de si este pensamiento tiene alguna validez según el juicio de la filosofía y la psicología humanas, presentes o pasadas; ni tampoco es necesario que consideremos si las mentes élficas diferían en sus facultades y en su relación con sus cuerpos.

Hasta aquí la copia en limpio viene bien: una introducción cuidada, una delimitación de lo que será el tema del ensayo y su enfoque. Pero Tolkien vuelve a hacer de las suyas, añadiendo una nota acerca de las diferencias entre las capacidades mentales de Elfos y Hombres, y luego pone una nota sobre la nota que introduce el tema del desastre acaecido a los Hombres. El texto se interrumpe a la mitad de esa sub-nota (sea que se haya perdido el resto, sea que nunca haya existido), de modo que para saber en qué consistía exactamente el óre debemos remitirnos a los fragmentos de borradores citados más arriba.

El texto en limpio introduce un elemento sorprendente: a saber, que el óre que en los Apéndices se glosa como "corazón (mente interior)" (AP:E:II:24) es la misma palabra que aparece repetidamente en el texto en expresiones como "el corazón me dice". Advertimos entonces que el ensayo no es un mero ejercicio filológico (1) sino un comentario o reflexión de Tolkien sobre pasajes y sentidos específicos de su obra, tarea a la que se dedicó extraordinariamente durante sus últimos años. Queda por ver, en todo caso, qué alcance tienen los pasajes a que se refieren estas notas sueltas. Dicho de otro modo, ¿qué cambia en la lectura si suponemos, como sugieren estos retazos, que cuando un personaje atribuye pensamientos a algún dictamen de "su corazón", en realidad puede estar oyendo la voz de (digamos) alguno de los Valar?

El editor pone como ejemplo el caso de Aragorn hablando tras el ataque junto al Rauros y la muerte de Boromir (3:I:64): en ese momento tiene que decidir entre seguir a Frodo hacia Mordor o perseguir a los orcos que han atrapado a Merry y Pippin, empresas ambas con mínimas posibilidades de éxito:

—¡Dejadme pensar! —dijo Aragorn—. ¡Ojalá pueda elegir bien y cambiar la suerte nefasta de este desgraciado día! —Se quedó callado un momento—. Seguiré a los orcos —dijo al fin—. Yo hubiera guiado a Frodo a Mordor acompañándolo hasta el fin; pero para buscarlo ahora en las tierras salvajes tendría que abandonar a los prisioneros al tormento y a la muerte. Mi corazón habla al fin con claridad: el destino del Portador ya no está en mis manos.

El dilema con que se enfrenta Aragorn haría dudar a más de uno. Por una parte, Frodo y Sam están libres, y por difícil que sea su Misión no es como si se hallasen en poder de los orcos; Pippin y Merry, en cambio, son prisioneros y dejarlos de lado es "abandonarlos al tormento y a la muerte". Por otra parte, sin embargo, el cumplimiento de la Misión es a priori mucho más importante que la vida de los primos Tuk y Brandigamo. ¿Sería maquiavélico abandonarlos en pos del fin más elevado de destruir el Anillo? ¿O es más razonable dedicar los propios esfuerzos a intentar solucionar una situación que de otro modo sería desesperada, confiando en la mínima esperanza que se ofrece a Frodo y Sam? Yo no me atrevería a responder ni una cosa ni la otra.

Ahora bien: leído esto desde las "Notas", podemos deducir que Aragorn, al afirmar que "su corazón habla con claridad", no decide siguiendo cálculos probabilísticos o estimaciones jerárquicas. Hay que recordar la definición negativa del texto a máquina: este corazón no es "memoria, reflexión; coraje, buen ánimo; emoción, sentimientos, impulsos tiernos, amables o generosos (no controlados por la razón, u opuestos a sus juicios)", conceptos todos que podríamos haber intuido en el pasaje. Sí sería, en cambio, una de esas "cosas que entran en la mente", esos "mensajes reales o influjos sobre la mente; de otras mentes, incluyendo las mentes [?mayores] de los Valar y por lo tanto indirectamente de Eru".

Este impulso podría denominarse "inspiración"; pero para seguir la imagen sugerida por la frase "el corazón habla", podemos decir que durante unos instantes ("Se quedó callado un momento") Aragorn está literalmente "escuchando".

Lo curioso es que la decisión de Aragorn termina siendo correcta, en el sentido de que produce los mejores resultados, pero no porque vaya a rescatar a los hobbits. Como se sabe, éstos sólo se salvan por la astucia de Pippin, por el azar (si azar quiere llamarse) durante la batalla entre los orcos y los Rohirrim, y luego por la acogida de Bárbol. En todo ello los Tres Cazadores no tienen ninguna participación.

Éste es sólo uno de los ejemplos del corazón parlante de la historia, y el lector podrá recordar sin dificultad muchos otros. Porque resulta que heart es una de las palabras más memorables de un libro como El Señor de los Anillos. Por empezar, parece ser una favorita: podemos hacer una simple cuenta sobre textos electrónicos, y observar que heart aparece una vez cada 1250 palabras aproximadamente (algo así como una vez cada dos páginas); ésta no es la proporción que vemos, por ejemplo, en los humorísticos Pickwick Papers de Dickens, que tiene una cada 2000, sino en el melodramático David Copperfield del mismo autor (2).

Algunos casos dignos de mención, sólo en los dos primeros capítulos del SA, podrían ser los siguientes: "Estoy viejo, Gandalf; no lo parezco, pero estoy comenzando a sentirlo en las raíces del corazón" (dice Bilbo en 1:I:78; el original dice in my heart of hearts); "Deseaba, es decir, esperaba hasta esta tarde que todo fuese una broma. Pero el corazón me decía que era verdad" (dice Frodo en 1:I:127, sobre la partida de Bilbo); "El corazón se me ensombreció entonces, aunque sin saber todavía cuáles eran mis verdaderos temores" (dice Gandalf en 1:II:52, hablando del hallazgo del Anillo en El Hobbit); y quizás el ejemplo más notable, "El corazón me dice que todavía tiene un papel que desempeñar, para bien o para mal, antes del fin", que dice Gandalf sobre Gollum en 1:II:153. Cada uno de ellos merecería un estudio separado; especialmente el último, que no se limita a una premonición sino que guía de hecho el comportamiento del Mago.

Saliendo del SA, es fácil hallar ejemplos en El Silmarillion. Uno de ellos es la mención del maia Olórin (el propio Gandalf): "aunque amaba a los Elfos, andaba entre ellos invisible o con la forma de un Elfo, y ellos desconocían el por qué de aquellas hermosas visiones o la impronta de sabiduría que él les ponía en el corazón" (VAL:23). También puede recordarse la inspiración de Felagund a construir Nargothrond: "Estaba entonces Finrod colmado de asombro ante la fuerza y la majestad de Menegroth: los tesoros y los armamentos y los recintos de piedra de múltiples pilares; y quiso en su corazón construir amplios recintos con portales siempre guardados, en algún sitio profundo y secreto bajo las colinas" (QS:XIII:26; "quiso en su corazón" corresponde a it came into his heart en el original, mucho más acorde con el comentario que estamos esbozando); del mismo modo se funda Gondolin, cuando "después de la Dagor Aglareb, a Turgon le volvió la inquietud que Ulmo le había puesto en el corazón, y convocó a muchos de los más osados y hábiles de los suyos, y los condujo en secreto al valle escondido, y allí empezaron la construcción de la ciudad que había concebido Turgon" (QS:XV:2); etc.

Pero en mi opinión el caso emblemático de los Días Antiguos es la historia de Tuor, en cuyo corazón Ulmo (cuando no se le presenta en persona, claro) va poniendo los deseos que lo guían durante toda su vida: "Ulmo le puso en el corazón el deseo de abandonar la tierra paterna" (QS:XXIII:2), "al contemplar el Belegaer, el Gran Mar, se enamoró de él, y llevó siempre en el corazón y en el oído el sonido y la nostalgia del mar" (XXIII:3); a Eärendil "el mar le hablaba siempre al oído y al corazón, como a su padre Tuor" (XXIII:11); hasta que finalmente "compuso Tuor una canción para su hijo Eärendil, en la que contaba la llegada de Ulmo, el Señor de las Aguas, a las costas de Nevrast en tiempo pasado; y la nostalgia por el mar despertó en el corazón de Tuor y también en el de su hijo. Por tanto Idril y Tuor partieron de Nan-tathren, y se dirigieron hacia el sur, río abajo, al encuentro del mar" (XXIII:18) — desde allí Tuor e Idril se hicieron a la mar hacia el Oeste, cuando "sintió que la vejez lo invadía, y que el deseo de la alta mar le crecía con fuerza en el corazón" (XXIII:21).

Pasando al Hobbit, por último, no se hallan prácticamente referencias a impulsos del corazón que lleven a acciones o decisiones de trascendencia, con una importante excepción en V:128:

Una súbita comprensión, una piedad mezclada con horror asomó en el corazón de Bilbo: un destello de interminables días iguales, sin luz ni esperanza de algo mejor, dura piedra, frío pescado, pasos furtivos, y susurros. Todos estos pensamientos se le cruzaron como un relámpago. Se estremeció. Y entonces, de pronto, en otro relámpago, como animado por una energía y una resolución nuevas, saltó hacia adelante.

Se trata del momento en que Bilbo decide no matar a Gollum, que está apostado en la salida para cortarle el paso. Si se recuerda, es el mismo impulso del que hablaba Gandalf, cuando presentía que Gollum tenía un papel que desempeñar antes del fin, "y cuando éste llegue, la misericordia de Bilbo puede determinar el destino de muchos". El hobbit y el Mago no hacen más que responder a una misma voz.

Esta repentina irrupción de un recurso tan elevado como es el del corazón parlante no resulta sorprendente cuando recordamos que el final del capítulo V de El Hobbit es precisamente uno de los pasajes modificados por Tolkien cuando El Señor de los Anillos ya estaba escrito; en la primera versión de 1939 Bilbo no se enfrentaba con el problema, puesto que Gollum amablemente lo conducía a la salida. Es común notar que cuando Tolkien, con las modificaciones a la primera historia, estrechó los lazos entre ambas, acentuó el poder maligno y ominoso del Anillo; pero junto con ello la repetición del recurso a una piedad que parece llegar más allá de la prudencia, producto de una íntima advertencia del corazón, establece un nexo no menos poderoso.

* * *

El editor de las "Notas sobre óre" indica que las hojas a mano están en papeles de Allen & Unwin fechados entre el 12 de enero y el 9 de febrero de 1968, es decir, que fueron escritas después de esas fechas. Esto significa que son entre 20 y 30 años posteriores al SA, y podría darnos pie para hacer algunas de las preguntas más interesantes: ¿Qué valor tienen estas notas? ¿En qué contribuyen a la lectura de la historia? ¿Qué tan buen lector y comentarista es Tolkien (o cualquier otro autor) de su propia obra?

Una vez más, no es éste lugar adecuado para responder a cuestiones tan amplias; sólo he querido llamar la atención sobre el modo en que, desde la lectura de estos fragmentos de manuscritos, podemos tener un atisbo de la mente del autor concentrándose, como es tan característico en él, sobre una expresión particular y sus ramificaciones.

When your whole world is sinking
Come to my way of thinking,
Let your heart rule your head tonight.

(B. May)

-----

(1) Personalmente no creo que exista tal cosa como "un mero ejercicio filológico" en la obra de Tolkien, ni siquiera en sus más abstrusas discusiones fonológicas. Me atrevería a decir que, muy por el contrario, cualquier ejercicio filológico por su parte está lejos de ser "mero".

(2) Claro que no son los números los que nos van a guiar aquí, y consta que el uso que hace Tolkien de la palabra no es el mismo que el que hará en general Dickens en David Copperfield: "Ella no reemplazó a mi madre; nadie podría haberlo hecho; pero entró en un vacío en mi corazón, que se cerró en torno a ella, y sentí por ella algo que jamás había sentido por otro ser humano" es un buen ejemplo de lo que podemos encontrar allí y que rara vez esperamos hallar en el SA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario