-¿Cómo se asimila ese texto?
-El teatro en verso propone una forma que es artificial: nadie habla en verso. Son largos poemas, es una obra compleja, muy oscura, tiene pasajes complicados. Sabemos que hay tramos enteros donde es imposible que el público rescate la cantidad de imágenes que tienen los poemas. El objetivo como actores es alcanzar un gran entendimiento de la idea y de la acción que está implícita en lo que se está diciendo. Como actriz, tengo que tener muy claro adónde va la obra, cómo empieza y cómo la termino, para que el público llegue con uno y no quede todo en una vorágine de lindas palabras, sino que tenga una potencia. Actuar es apropiarse de las palabras. En esta obra, si no se entiende lo que el actor dice no hay personaje: hay que decir y decirlo bien. Como está todo puesto en la palabra, si yo vivo lo que estoy haciendo claramente, ya no necesito subrayar nada, es hacerme cargo de esas palabras. Tener amor por la palabra, por su belleza y su fuerza. No hay que rellenar, porque más no puede tener la estructura del texto.
Dice la actriz Muriel Santa Ana, acerca de su participación en la puesta de La vida es sueño de Calderón de la Barca, dirigida por Calixto Bieito y actualmente en el Teatro San Martín de Buenos Aires. No puedo evitar sentir que nos está contando algo del secreto para haber logrado una Rosaura tan excelente. Podría hablar largamente (tengo testigos) de las virtudes de su interpretación, pero en atención a la paciencia del lector lo dejo simplemente con el texto:
Yo, viendo que tú, ¡oh valiente
Segismundo!, a quien hoy toca
la venganza, pues el cielo
quiere que la cárcel rompas
desa rústica prisión,
donde ha sido tu persona
al sentimiento una fiera,
al sufrimiento una roca,
las armas contra tu patria
y contra tu padre tomas,
vengo a ayudarte, mezclando
entre las galas costosas
de Dïana, los arneses
de Palas, vistiendo agora
ya la tela y ya el acero,
que entrambos juntos me adornan.
Ea, pues, fuerte caudillo,
a los dos juntos importa
impedir y deshacer
estas concertadas bodas;
a mí porque no se case
el que mi esposo se nombra,
y a ti porque, estando juntos
sus dos estados, no pongan
con más poder y más fuerza
en duda nuestra vitoria.
Mujer, vengo a persuadirte
el remedio de mi honra,
y varón, vengo a alentarte
a que cobres tu corona.
Mujer, vengo a enternecerte
cuando a tus plantas me ponga,
y varón, vengo a servirte
cuando a tus gentes socorra.
Mujer, vengo a que me valgas
en mi agravio y mi congoja,
y varón, vengo a valerte
con mi acero y mi persona.
Y así piensa que si hoy
como a mujer me enamoras,
como varón te daré
la muerte en defensa honrosa
de mi honor; porque he de ser,
en su conquista, amorosa,
mujer para darte quejas,
varón para ganar honras.
Actualización mayo 2011: Muriel Santa Ana grabó su monólogo aquí. No es igual sin el vestido, el maquillaje y los movimientos sobre la escena, sin el grito "¡Astolfooo!", pero igualmente emociona.
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