martes, 19 de julio de 2011

El vesre como puerta de ingreso a la Metamétrica de Caramuel

Se sabe que el vesre silábico, considerado en la actualidad como propio del castellano rioplatense (y peruano), tiene antecedentes documentados en el Siglo de Oro español, y uno de sus ejemplos más conocidos es do(c)tor -> tordo en Góngora.

En la primera parte de su extenso tratado Primus Calamus, el polígrafo español Juan Caramuel y Lobkowitz (1606-1682) menciona y explica estas curiosas formaciones dentro de su apartado sobre el "Apolo retrógrado", que entre muchas otras tiene las tres musas Literaria, Silabaria y Diccionaria. Estas tres diosas inspiran respectivamente los palíndromos por letra, por sílaba o por palabra. Dice sobre la segunda:

AVDEREM dicere facilius poſſe fieri carmina regredientia per literas, quàm per ſyllabas: nam Literaria multa dedimus, & pauca ſumus daturi Syllabaria. Hanc ego regreſſionem apud Hiſpanos reperi, & ad Latinos tranſtuli. D. Ludouicus de Gongora, Poëta celeber, iterum, iterumq; nomen Doctor ſyllabatim inuertit: Do carmina.

   Bien dixo, que Tordo es
   Vn Dotorcillo hablador,
   Cierto ingenio Cordoues:
   Porq quien dixo Dotor,
   
Tordo dixo del reues.

Et iterum.

   Ya que lo ſoy de la haz,
   Hazedme de reues
Tordo;
   
Dotor digo. y ſea una vorla
   Giralda del Capitolio.

Pentaſtichum eſt ex Gongoræ Comædiâ, quę inſcribitur El Dottor Carlino: Tetraſtichum ex iocis (nempe, del Romance segundo burlesco.) vbi vides nomen Do-tor redire ſyllabatim in Tor-do Sic etiam Tha-ur tranſit in Hurta; Mon-ja in ja-mon; & apud Latinos Ro-ma in Ma-ro; Mo-ra in Ra-mo, &c. Arte iam intellectâ, aliqua exempla ſubiungamus.

   Sis De-a Te-myr-a; vi-ſis vi-a myr-te-a de-ſis.
      Res fe-ra ſi va-no mi no-ua ſi-ra fe-res.

Materiam laudo, & imitandam Lectori ſtudioſo propono; damno sensum, ſi damnari ille poteſt, qui nullus. Et eadem censurâ inuro lineas iſtas ſequentes.

   Di-ui-no mi-ſe-ras ho-rto ho-ras ſe-mi-no; vi-di,
      O-re re-fer-re (de-cor! cor-de de-fer-re) re-o.

Summâ reducendi ſyllabas difficultate perterritus, mallem vnicam vrgere dictionem, & ſyllabatim ſcindere, quàm integra carmina texere. Dabo vnum, aut alterum exemplum, Gongoram imitatus.

   NA-VA-LIS LIS-VA-NA.

   Lite agis in terrâ, & bona tandem cauſa triumphat;
      Et litem, haud vanam lucra fuiſſe probant.
   Lite agis in pelago, tamen eſt ibi vana (Philarde)
      Navalis lis. Hoc certa pericla probant.

El libro de Caramuel tiene que resultar apasionante para cualquiera que tenga un interés poético-lúdico por el uso de la lengua. Puede verse una buena versión digitalizada del original en Google Books (I Metametrica, II Rhythmica). En 2007 se tradujo por primera vez a nuestra lengua la segunda parte; véase aquí y aquí. En la p. 8 del prólogo los traductores parecen sugerir una futura versión de la primera parte ("...hemos querido comenzar por la Rhythmica..."), ante lo cual no podemos sino ilusionarnos. Por lo demás, en 1981 se tradujeron y publicaron por separado los Laberintos de la Metamétrica.

Citemos a E. Díez Echarri, Teorías métricas del Siglo de Oro (Madrid 1949), págs. 88-90; según el panorama que presenta, la muestra que acabamos de citar no es más que una punta del ovillo caramueliano:

Se compone esta enciclopedia métrica de dos partes distintas; una de ellas, la Metamétrica, que se diría escrita por un cerebro genial, pero desequilibrado; tal es la maraña de combinaciones cabalísticas que llenan sus páginas [...] Es la elucubración de un loco genial. Sin duda, a esta parte del Primus Calamus se refiere Menéndez Pelayo cuando dice que "es libro farragoso y desordenadísimo". El pobre Vicens, adicionador de Rengifo, con sus sonetos, que se pueden leer de cincuenta maneras, queda así empequeñecido. Los mismos árabes, con sus extrañas recetas de la aliteración idéntica, suficiente, compuesta, alargada, aproximada, invertida, contigua; con sus versos de triple rima y sus enigmas y logogrifos por métodos facilitantes, productivos, perfectos y accesorios, resultan pigmeos ante este gigante de la cábala métrica, que nos presenta versos latinos, griegos y hasta chinos, susceptibles de leerse de miles y miles de maneras. Todos los alardes de Alvaro de Brito, el portugués que consagró a los Reyes Católicos unas coplas en que las palabras de cada estrofa empezaban con la misma letra y se podían leer de sesenta y cuatro maneras; toda la destreza del humanista Publio Porcio que, haciendo honor a su nombre, compuso un poema latino titulado Pugna Porcorum, en que todas las palabras empiezan por P e imitan onomatopéyicamente el gruñido de los cerdos; todas las combinaciones de Pedro Compostelano en los exámetros de su tratado De Consolatione Rationis, quedan palidecidas ante la Matemétrica [sic] de Caramuel.

Dudo que ningún país pueda ofrecer un espécimen semejante. Ni siquiera las raras composiciones de un Simmias de Rodas, que adoptan en el aspecto gráfico formas de huevo, alas, segur y otros instrumentos análogos. El que se sienta con fuerza para internarse por aquella inextricable selva de "Labyrinthos", Cábalas y Esferas, en cuyos aros van escritos versos latinos que se pueden leer empezando por la palabra que el lector quiera, para seguir por donde guste, todo ello sin menoscabo del ritmo métrico y con un respeto absoluto a la prosodia; el que pueda pasar por estas aborracadas latitudes sin marearse y esté dispuesto luego a penetrar en el espeso bosque de folios que forman la Metamétrica, sin duda encontrará entre tantas elucubraciones y delirios de la fantasía más de una idea que acredite el talento de su autor. Acaso el mismo Caramuel no paró mientes en ello; quizá eran para él lo más estimable de la obra aquellos juegos malabares a los que, dentro siempre de la más correcta prosodia, se entrega con una fruición morbosa y sólo comparable a la de Porfirio Optaciano en su célebre Panegírico al Emperador Constantino.

Lo que de veras desborda nuestro asombro es enterarnos de que la Metamétrica es sólo uno de los trabajos menores de Caramuel, apenas más que un divertimento entre sus muchos estudios sobre una gran variedad de las ciencias de su tiempo. Puede leerse una apreciación del hombre y su obra por D. Valverde Villena en la revista Rinconete del CVC: I. Un hombre universal y II. El lingüista. Por nuestra parte, esperamos deleitar a los lectores en el futuro con otras muestras de esta obra tan llamativa como difícil y olvidada.

lunes, 18 de julio de 2011

Refranes retraducidos

El traductor automático de Google, un servicio cuya continuidad parece estar en riesgo,  aborda la problemática de la traducción automática desde un punto de vista original. En lugar de basarse en reglas gramaticales, le confía la tarea a la estadística, traduciendo a partir de un enorme corpus disponible en varios idiomas que sirve de piedra Rosetta.
El resultado es interesante: por momentos parece tan bueno que uno sospecharía que hace trampa, y al momento siguiente se revela irremediablemente tonto. En general, es un gran paso adelante con respecto a servicios similares que he usado anteriormente. El hecho de que incluya rasgos de interfaz simpáticos, como la posibilidad de resaltar palabras, seleccionar equivalencias, y escuchar la pronunciación en varios idiomas, copiando y pegando textos en alfabetos extraños, hace que jugar un rato con él suela ser decididamente divertido. Yo le he dedicado unas horitas de una lúdica tarde, poniendo a prueba un género difícil de traducir: el de los refranes.

Como ejemplo de la excelente calidad que por momentos exhibe, dejo asentado éste:

Traducción del castellano al ingles 
Donde fueres, haz lo que vieres
When in Rome, do as the Romans do.
Pasar un proverbio de un idioma a otro, y de éste a un tercero, y del tercero a un cuarto... para volver al original es un pasatiempo tal vez algo infantil, pero estupendo. El siguiente hermoso dodecasílabo, sugerente título para un cuento, fue obtenido por la repetida trasmutación de un famoso refrán que ustedes reconocerán de inmediato:

Un palo, un cuchillo, un herrero en su casa.

rareza: un cuchillo de palo.

Pero muchas veces los resultados son más difíciles de adivinar. Observemos la transformación de sentido  -con una creciente fatalidad- que se va operando en este proverbio:

Castellano: Hombre precavido vale por dos. 
Al chino: Persona cuidadosa, no es traidor.
Del chino al thai: Tenga cuidado de no traicionar al pueblo.
Del thai al turco: Tenga en cuenta que ha traicionado al pueblo.


 Le propongo al lector curioso un juego. Intente deducir los refranes que se ocultan en las siguientes re-traducciones:

1. Pintado en un evento plano. 
2. Un estúpido, entonces, el sordo.
3. Nunca limpie la grasa de cerdo.
4. Producción, y poner en la cama la fama.
5. Usted se morirá de hambre si no hay pan.
6. Perros muertos, sólo ira.
7. Mejoremos las habilidades y la intensidad.
8. Aumento de la humedad, los niños van a la cama
Estos ejemplos implican un caótico recorrido por el mundo, pasando por  idiomas muy diferentes, como por ejemplo, del castellano al ruso, de éste al árabe, de allí al euskera, del euskera al chino... y de vuelta al castellano.
He aquí los refranes originales de la lista anterior:

1. A la ocasión la pintan calva.
2. A palabras necias oídos sordos.
3. Chancho limpio nunca engorda.
4. Cría fama y échate a dormir.
5. Cuando hay hambre no hay pan duro.
6. Muerto el perro se acabó la rabia.
7. Más vale maña que fuerza.
8. Quien con niños se acuesta, mojado se levanta.
El útlimo de estos refranes, volcado directamente al japonés, nos da: Los niños se van a al cama con el soporte húmedo. Lo que me deja pensando si no estaremos avanzando demasiado en la automatización y la robótica.

viernes, 1 de julio de 2011

Acertijo Etimológico en Imágenes

Curioso lector: Le proponemos el siguiente acertijo etimológico, un poco menos difícil que otros publicados en el pasado -esto último a pedido del frustrado e indignado público. 
¿En qué se parecen -etimológicamente hablando- las cuatro imagénes publicadas a continuación? Trate de resolverlo sin más auxilio que el de su propio cacumen. Si no lo logra, lea la ayudita que ponemos más abajo.





Ayudita: el personaje de dibujos animados que vemos arriba es -como todos habrán adivinado- el célebre Yogi Bear. Se dice que fue bautizado Yogi por alusión a un famoso beisbolista de la época, Yogi Berra. A Lawrence Berra le habían puesto el apodo de Yogi porque solía sentarse del modo que caracteriza a los yogis o practicantes de yoga. En la palabra yoga está el meollo del asunto [Fin de la ayuda].

Y ahora, la respuesta completa.
El sánscrito yoga significa "yugo". Proviene de la raiz indoeuropea identificada como *ieug, que ha subsistido en innumerables idiomas para designar siempre al mismo inmemorial instrumento de madera al que se uncen en yunta los animales de labor. El yoga es una disciplina espiritual con la cual el yogi intenta conjugar o uncir dos realidades, el Cielo con la Tierra, lo humano con lo divino.


Uncir viene, al igual que yugo y yunta, de la misma raíz latina -iung. El verbo latino iungere ("unir") nos llegó como uncir y su patricipio iunctus  como junto. De junto proviene juntarconjunto, conjunción, conjugar y muchos otros parientes. Otro derivado de iungere es la preposición latina iuxta que nos llegó en términos como yuxtaponer.

De yugo tenemos subyugar, y también conyugal, con lo cual hemos dilucidado la inclusión de la foto de los flamantes cónyuges. Unir en matrimonio era para los romanos coniugare a un hombre y una mujer en un simbólico yugo, ambos trabajando en yunta hacia adelante.

Nos queda por despejar el sentido de la imagen de los caballeros medievales en lid. Están trabándose en una justa, palabra que nos viene del provenzal jostar, proveniente a su vez del latín vulgar juxtare ="acercarse, encontrarse", hecho a partir del ya mencionado iuxta.

Como última curiosidad, los animales se uncen por el cuello, y por eso se llamó a éste iugulum en latín. De allí nos viene la vena yugular que tanta simpatía despertaba al Conde Drácula.