Curioso lector: Le proponemos el siguiente acertijo etimológico, un poco menos difícil que otros publicados en el pasado -esto último a pedido del frustrado e indignado público.
¿En qué se parecen -etimológicamente hablando- las cuatro imagénes publicadas a continuación? Trate de resolverlo sin más auxilio que el de su propio cacumen. Si no lo logra, lea la ayudita que ponemos más abajo.
Ayudita: el personaje de dibujos animados que vemos arriba es -como todos habrán adivinado- el célebre Yogi Bear. Se dice que fue bautizado Yogi por alusión a un famoso beisbolista de la época, Yogi Berra. A Lawrence Berra le habían puesto el apodo de Yogi porque solía sentarse del modo que caracteriza a los yogis o practicantes de yoga. En la palabra yoga está el meollo del asunto [Fin de la ayuda].
Y ahora, la respuesta completa.
El sánscrito yoga significa "yugo". Proviene de la raiz indoeuropea identificada como *ieug, que ha subsistido en innumerables idiomas para designar siempre al mismo inmemorial instrumento de madera al que se uncen en yunta los animales de labor. El yoga es una disciplina espiritual con la cual el yogi intenta conjugar o uncir dos realidades, el Cielo con la Tierra, lo humano con lo divino.
Uncir viene, al igual que yugo y yunta, de la misma raíz latina -iung. El verbo latino iungere ("unir") nos llegó como uncir y su patricipio iunctus como junto. De junto proviene juntar, conjunto, conjunción, conjugar y muchos otros parientes. Otro derivado de iungere es la preposición latina iuxta que nos llegó en términos como yuxtaponer.
De yugo tenemos subyugar, y también conyugal, con lo cual hemos dilucidado la inclusión de la foto de los flamantes cónyuges. Unir en matrimonio era para los romanos coniugare a un hombre y una mujer en un simbólico yugo, ambos trabajando en yunta hacia adelante.
Nos queda por despejar el sentido de la imagen de los caballeros medievales en lid. Están trabándose en una justa, palabra que nos viene del provenzal jostar, proveniente a su vez del latín vulgar juxtare ="acercarse, encontrarse", hecho a partir del ya mencionado iuxta.
Como última curiosidad, los animales se uncen por el cuello, y por eso se llamó a éste iugulum en latín. De allí nos viene la vena yugular que tanta simpatía despertaba al Conde Drácula.
Sin leer pistas: justa, cónyuge, Yogui y yugo. O sea, un oso y uniones.
ResponderEliminarAhora leeré las pistas.
Saludos.
¡Excelente! No había pensado en "yuxtaponer" (a pesar de que mi tía abuela y otros ancianos dicen "ayustar"). Otro término es "coyunda", la tira de cuero que ata el yugo a la cabeza del animal y un término técnico es "vena yugal", una vena del ala de los insectos.
ResponderEliminarComo siempre muy buena entrada, gracias.
Saludos.
Adiviné las tres últimas, no la primera.
ResponderEliminarDe paso: habría que concluir que "conjugar" y "jugar" (o "yugo" y "juego") no tienen relación etimológica?
En efecto, 'jugar' y 'yugar' no tienen relación etimológica (conocida), por lo tanto conjugar y jugar no la tienen.
ResponderEliminarLa primera imagen -a propósito- era algo más difícil, la puse para confundir un poco.
El ejemplo de "jugar" vs. "conjugar" ilustra muy bien el método de la reflexión sobre la etimología de las palabras, aun cuando uno no disponga de otro dato que esas palabras en sí. Es decir, uno siempre puede ir al diccionario y comprobar si hay alguna relación entre esas formas tan parecidas, pero aun sin ese auxilio uno puede llegar a conclusiones bastante valiosas.
ResponderEliminarLa aparente identidad fonética entre "jugar" y "conjugar" se diluye apenas uno juega un poco con los verbos y los conjuga. En efecto, uno no dice "juga" ni "conjuega", y eso indica algún tipo de diferencia en la calidad de la "u" que se ve en el infinitivo: tiene que haber alguna razón para que en un caso se diptongue en "ue" y en el otro no. Yendo un poco más allá, uno nota que en palabras relacionadas con una y otra forma aparece la misma diferencia (en "yugo" vs. "juego", por ejemplo) u otros fenómenos, como el hecho de que la inicial sea "y" en varios de los del grupo "yugo" ("yugada", "yunta", "ayuntamiento") o desaparezca en otros ("uncir"); nada de lo cual pasa en palabras relacionadas con "jugar" ("juguete", "juglar", etc.). Entre éstas hay además un término culto como "jocoso" que muestra una nueva variación de la vocal, ahora en "o". Eso acerca al verbo a grupos tan conocidos como "poder-pude-puedo", con la misma variación "o-u-ue", y lo aleja del modelo de "yugo", donde la "u" aparece invariablemente. Todo eso ya es un argumento de mucho peso para pensar que la similitud de "jugar" y "conjugar" es accidental, y que los dos verbos no están íntimamente relacionados.
A lo que voy: si uno se pregunta sobre la relación etimológica entre palabras que suenan muy parecido o igual, tiene que observar no las palabras individuales sino todas las formas con parentesco evidente. La razón es que los componentes de una palabra aislada pueden naturalmente ser el resultado de muchos estados anteriores (por ejemplo, una "u" en castellano puede provenir de una "u" larga o breve latina, o de una "o" breve latina), y la palabra por sí sola no apunta a ninguno en particular; pero el conjunto de formas con sus diferenciaciones va eliminando posibilidades, hasta que una muestra suficientemente amplia de formas emparentadas termina reduciendo las posibilidades a una sola. La comparacion de las familias de "yugo" y "juego", a primera vista, parece excluir la posibilidad de un antecedente común, porque en principio no habría razón para que la "u" recibiese un tratamiento distinto en las dos familias, pero consistente dentro de cada una.
(En realidad, la "u" de "yugo" representa un problema que según creo todavía no está resuelto, porque su antecedente conocido "iugum" en latín tiene "u" breve, que no debería haber evolucionado de ese modo; pero eso no afecta al razonamiento anterior sobre el posible parentesco.)
Así sin mirar nada, lo de la u de "yugo" creo que es por todo el tramo labiovelar posterior, que arrastra la primera sílaba hacia la velarización. Vamos, que es por contexto.
ResponderEliminarMuy bien Ángel Luis Roble Álamo
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