Estaba yo contemplando la campanilla cubierta de telarañas, pareciéndome que había transcurrido una eternidad desde la última vez que un cliente la hiciera sonar, cuando de pronto un individuo de rostro desencajado irrumpió en la oficina. Tan abrupta fue su entrada que por poco la onda de choque me hace perder el delicado equilibrio con el que me columpiaba en la silla.
-Tengo una duda tremenda que no me deja dormir -exclamó sin más preámbulos-, y por eso vine aquí. Me han dicho que ustedes son piolas y que me podían apiolar. Al principio mis amigos me aconsejaron que me quedara piola, pero en vista de que la duda no ceja, pensé que sería piola venir a aclararla aquí. Confío en que sean ustedes profesionales de nivel, y no unos piolas.
-¿Así que su duda es con respecto a la palabra piola?- le espeté mientras me servía un vaso de Hesperidina.
-¿Cómo lo supo? -preguntó el sujeto, boquiabierto.
-Una corazonada. Usted se pregunta de dónde viene esa palabra, y por qué en la Argentina se la usa como usted lo ha hecho. No, no hay por qué avergonzarse: se sorprendería de la cantidad de gente que en cierto momento de su vida atraviesa crisis como la suya. Vuelva mañana a esta hora, y probablemente estaré en condiciones de librarlo de su obsesión.
El tipo se fue aliviado, pero a pesar de la respuesta optimista que le había dado, tenía yo mis reservas sobre las probabilidades de dar con el origen de la singular expresión. Piola tenía aspecto de lunfardo, o de algún habla de germanía más antigua, y las voces de germanía nacen a veces de caprichos imposibles de rastrear.
Por supuesto, existe un uso propio de piola como "cordel", palabra bien viva en el sur de la América Latina, sobre todo en su variante diminuta piolín. ¿Pero cómo se ha pasado del cordel a los diversos matices "astuto, desvergonzado, simpático, agradable, útil, tranquilo"? A primera vista (y a segunda también) no parece haber ninguna relación.
Al salir de la oficina en lugar de mi Buick encontré un caballo aparejado y una calle de tierra que se perdía en la pampa. Estoy ya acostumbrado a estas cosas, así que sin más ni más monté y rumbié para la casa de Corominas.
-Apéese nomás, aparcero -me saludó el acriollado catalán -¿Qué se le anda ofreciendo?
-Vengo rastreando el origen de piola, don Joan.
-Fíjese usté lo que son las cosas -me dijo-. Precisamente me estaba fijando en lo lindas que son sus espuelas chilenas de pihuelo largo.
-A la pieza en torno a la que giran las espuelas la han bautizado pihuelo porque las sujeta como la pihuela sujeta al halcón.
-¿La qué?
-Sé que la cetrería ya no está en tan en boga como en otras épocas, pero fíjese por ejemplo en este párrafo:
y, habiendo hecho esto, pornás tu halcón en parte escora donde no le den ocasión de debatirse ni a menearse mucho, y quítale la pihuela y caxcabel, y ponle en una tabla llana o almohada blanda.-Es decir, la correa con que se aseguran los pies de los azores y halcones, ¡ésa es la pihuela! En el castellano de Galicia, pihuela se transformó en piola, y se generalizó como cordel usado para maniatar y anudar.
Zúñiga y Sotomayor, Libro de cetrería de caza de azor, 1565
De Galicia piola pasó al léxico marítimo, y aunque en la península ibérica quedó confinado a él, en Argentina, Chile, Perú y Ecuador bajó a tierra y se quedó para reemplazar a cordel.
-Muy interesante, pero eso no me aclara...
-Cállese que no terminé. Fíjese cómo por el origen de la palabra, siempre la piola está relacionada con atar y maniatar. Veamos algunos usos castizos de apiolar.
Para colgar las liebres y conejos, se les apiola, es decir, se les enlazan las patas de este modo: primero se desgarran los dos dedos laterales de una pata hasta la primera articulacion: luego en el dedo del medio se separa el tendon del hueso.
Tesoro del cazasor con escopeta y perro, o arte de buscar, perseguir y matar toda clase de caza menor, Madrid, 1865
-Ya el Fénix de los ingenios y Monstruo de la naturaleza, me refiero a Lope de Vega, había llamado la atención sobre el término:
Dice, pues, que llevando una liebre un rústico apiolada (así llama el castellano a aquella trabazón que hacen los pies asidos) después de muerta, le topó un caballero, que acaso por su gusto había salido al campo en un gentil caballo
Lope de Vega, Guzmán el bravo, 1623
-La misma palabra pihuela viene de *pea que dio también apea, palabra que el diccionario de la RAE define como
APEA: Soga de unos 80 cm de largo, con un palo en forma de muletilla a una punta y un ojal en la otra, que sirve para trabar o maniatar las caballeríasToda la familia se remonta finalmente al latín pes-pedis, "pie". Y en el recado de su caballo tenemos varios descendientes: el pegual, el peal, y el susodicho pihuelo. El peal (pronunciado por los gauchos pial) es el lazo que se echa al caballo para derribarlo, como dice el Martín Fierro:
Todas las tierras son güenas:Me despedí del dotor Corominas sintiéndome más sabio en general pero casi igual de ignorante en cuanto al piola que a mí me interesaba. Sin embargo, había obtenido suficiente material para elaborar al menos una teoría, teniendo el cuenta el siguiente dato: el uso de piola que desvelaba a mi paciente es el que tiene en Argentina y Chile, y también son estos dos países los que comparten los términos mencionados del recado de los caballos.
vámosnós, amigo Cruz.
El que maneja las bolas,
el que sabe echar un pial,
o sentarse en un bagual
sin miedo de que lo baje,
entre los mesmos salvajes
no puede pasarlo mal.
Hernández, José, EL gaucho Martín Fierro, 1872
Y en Chile, al parecer, "piola" significa casi exclusivamente "tranquilo, quieto", como en quedarse piola = "quedarse en el molde, no reaccionar". Hay por lo tanto razones para sospechar que ése es el sentido primario, y de él se pasó en el Río de la Plata a otros como "afable, simpático, astuto", y finalmente "desvergonzado".
-Muy bien, amigo -le dije al sujeto cuando, tan sin anunciarse como la primera vez, apareció al día siguiente en mi rancho-. Las cosas están ansí: tradicionalmente la piola se ha usado para sujetar animales, de manera que quedarse piola ha de venir de quedarse apiolado, es decir, contenerse, sujetar los impulsos que nos llevarían a reaccionar. Esa rara virtú del autodominio llevaría a nuevos usos de la expresión, unos positivos y otros negativos.
-Gracias -dijo aliviado-. Me ha liberado de esta incertidumbre que me maniataba. Mi vida se había vuelto un despiole.
-De nada. La próxima vez toque la campanilla.
-¡Me cansé de hacerlo!
Entonces alcé los ojos y descubrí la razón de este largo silencio hurgapalabras: la piola de la campanilla se había roto.
Hola. Me gustan las entradas de este estilo, contadas como investigación de detectives.
ResponderEliminarAlguna vez alguien dijo en la tele que el uso de piola como "callado" era lunfardo y que venía de que en la cárcel se cosían los labios para mostrar que no dirían nada; otra persona me dijo que su uso como "tranquilo" era lunfardo y que venía de que la cárcel los primerizos eran apodados limpios -> piolín.
Muy interesante lo de la pihuela. En Chiloé "pihuel" es el nombre de varias aves rapaces del orden de las accipitriformes, equivale al "ñamku" mapuches y a los "aguiluchos" de Chile y Argentina.
Saludos.
Roberto.
Muy interesante y enretenido, gracias.
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