lunes, 20 de junio de 2011

Del "Omero romançado" de Juan de Mena

Juan de Mena (1411-1456) dedicó su versión de la Ilíada al rey de Castilla Juan II. En el Proemio enumera primero los dones que traen al monarca los pueblos de todo el mundo (leones, tigres, spyngos y elefantes, diamantes, rubíes "y otros diversos linajes de piedras", o týbar, "que es fino oro en polvo", y armiños y martas y demás pieles), y luego presenta su propia ofrenda:

Vengo yo, vuestro humil siervo natural, a vuestra clemençia benigna, no de Ethiopia con relumbrantes piedras; no de Syria con oro fulvo, ni de Africa con bestias monstruosas y fieras, mas de aquella vuestra cavallerosa Córdova. E como quier que de Córdova, no con aquellos dones nin semblantes de aquellos, que los mayores y antigos padres de aquella a los prínçipes gloriosos, vuestros anteçessores, y a los que agora son y aún después serán, bastaron ofreçer y presentar, como si dixésemos de Séneca, el moral, de Lucano, su sobrino, de Abenruyz, de Abiçena, e otros no pocos, los quales temor de causar fastidio más que mengua de multitud me devieda los sus nombres explicar. Ca estos, Rey muy magnífico, presentavan lo que suyo era, y de los sus ingenios emanava y naçía; bien como hazen los gusanos, que la seda que ofreçen a los que los crían, de las sus entrañas la sacan y atrahen. Pero yo a vuestra alteza sirvo agora por el contrallo, ca presento lo que mío no es, bien como las abejas roban la sustançia de las flores mellifluas de los huertos agenos y la trahen a cuestas y anteponen a la su maestra. Bien así yo, muy poderoso Rey, uso en aqueste don y presente, ca estas flores que a vuestra señoría aparejo presentar, del huerto del grand Omero, monarca de la universal poesía, son.

Y aquesta consideraçión antelevando, grand don es el que yo traigo, e aquesta consideraçión, si el mi furto y rapina no lo viçiare, y aun la osadía temeraria y atrevida, es a saber de traduzir e interpretar una tanto seráfica obra como la Ylyada de Omero, de griego sacada en latín y de latín en la vuestra materna y castellana lengua vulgarizar.

La cual obra apenas pudo toda la gramática y aun elocuenqia latina comprehender y en sí reçebir los eroicos cantares del vatiçinante poeta Omero; pues ¡quánto más fará el rudo y desierto romançe! E acaesçerá por esta causa a la omérica Yliada como a las dulçes y sabrosas frutas en la fin del verano, que a la primera agua se dañan y a la segunda se pierden. Así esta obra reçibirá dos agravios: el uno en la traduçión latina, e el más dañoso y mayor en la interpretaçión del romançe, que presumo y tiento de le dar.

Juan de Mena no traduce propiamente, sino que compendia en 36 capítulos breves el contenido del poema, "por no dañar ni ofender del todo su alta obra, trayéndogela en la umilde y baxa lengua del romançe"; y calcula que Homero escribió más acerca de las figuras del escudo de Aquiles que él en todo su resumen. En esto exagera: su versión tendrá unas 15.000 palabras, mientras que los 131 versos del pasaje homérico (XVIII:478-608) rondan las 1.000.

(Texto tomado de la edición realizada por T. González Rolán y Ma. F. del Barrio Vega, en Filología Románica 6 (1989) págs. 147-228.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario