viernes, 7 de diciembre de 2007

Un sufijo rancio

MARCIO.- ¿Creéis que la lengua castellana tenga algunos vocablos de la hebrea?

VALDÉS.- yo no me acuerdo sino de solo uno, el qual creo se le aya pegado de la religión; éste es abad, de donde viene abadesa, abadía y abadengo.

CORIOLANO.- Este último vocablo es muy nuevo para mi; no paséis adelante sin dezirme qué quiere decir abadengo.

VALDÉS.- Porque en la lengua castellana de real se dize realengo lo que pertenece al rey, quisieron los clérigos, con su acostumbrada humildad, por parecer a los reyes, que de abad se llamasse abadengo lo que pertenece al abad o abadía.

PACHECO.- ¿Paréceos a vos que fueron muy necios?

VALDÉS.- No m'empacho con clérigos. También saco por costal o talega es hebreo, de donde lo ha tomado el castellano, assí como casi todas las otras lenguas que an sucedido a la hebrea.

Del Diálogo de la Lengua, de Juan de Valdés (c. 1500 - 1541)

Copio esta nota de la solapa de la edición de Austral:

Acerca de su estilo, [Valdés] dice: "El que tengo me es natural y sin afectación alguna. Escribo como hablo; solamente tengo cuidado de usar de vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente me es posible, porque, a mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectación", que comenta Cejador: "Admirable principio, que vale por todos los tratados de retórica. Ese es, realmente, el estilo de Valdés, y si de alguno, de él puede decirse que escribió llano, transparente y sin la menor afectación. El diálogo es apacible charla entre dos italianos corteses y entendidos; un soldado que pica en desenfado y fanfarrón, y el mismo Valdés, hombre descontentadizo, de delicado gusto cuanto al arte, respetado maestro y ahidalgado toledano con sus puntas de franca modestia y su picante de socarronería castellana. Tiene vida el diálogo; es cosa sucedida; corre por todo él cierto aire lucianesco y helénico; cortesano gracejo y lindos donaires le engalanan".

Cejador tiene mucha razón. Valdés logra que el tema resulte ameno sin que suene forzado. La primera escena, donde prácticamente obligan a Valdés a responder a las preguntas sobre el idioma, no tiene desperdicio. Los personajes están muy logrados, e incluso se ve la diferencia de carácter entre los dos cortesanos italianos Marcio y Coriolano. El enfrentamiento con Antonio de Nebrija ("Librixa") es delicioso: "sois forçado a creer una de dos cosas, o que no entendía la verdadera significación del latín, y esta es la que yo menos creo, o que no alcançaba la del castellano, y essa podría ser, porque él era de Andaluzía, donde la lengua no está muy pura". Pero la frutilla del postre está en los refranes que sirven de ejemplo a cada palabra o giro: "Quien cabe mal vezino mora, horas canta y horas llora".

Y todo eso al alcance de la mano, con sólo hacer ¡click! aquí. Pero vayamos a la palabreja de que queríamos hablar al principio, la que no entendía Coriolano. Dice el DRAE:

abadengo, ga.
1. adj. Perteneciente o relativo a la dignidad o jurisdicción del abad. Tierras abadengas. Bienes abadengos.
2. m. abadía (II territorio, jurisdicción y bienes del abad o de la abadesa).
3. m. Poseedor de territorio o bienes abadengos.

Como explicaba Valdés, realengo es igualmente "lo que pertenece al rey"; y añadamos que abolengo, palabra que de tan vieja se ha puesto rancia (está documentada en el siglo XIII, por lo menos), era en un tiempo "lo que perteneció a los abuelos". En efecto, los tres vocablos aparecen normalmente en la frase "bienes de realengo / abadengo / abolengo" para indicar el origen de una propiedad.

Lo curioso (y sabido, no estamos inventando nada) es que este sufijo -engo, unido a la palabra hebrea, es casi el único rastro directo que dejó la dominación visigótica en la morfología de la lengua castellana [1]. En el léxico tenemos algo más, aunque en realidad muy pocos de los germanismos pueden considerarse préstamos directos, como sayón (que mencionamos la otra vez), guardia o ganso; la mayoría da muestras de haber pasado por etapas intermedias en el latín o el francés. En otros ámbitos, como la fonética, es difícil demostrar huella alguna.

No es raro que el -engo que nos ocupa y que aquí significa "perteneciente a" se use en el lenguaje jurídico: en esta área y en el vocabulario relacionado con las armas y la guerra se concentra el aporte lingüístico de los visigodos.

Aparentemente el sufijo proviene de un gótico *-ingôs, con un significado similar en la medida en que puede reconstruirse. Pero se confunde con una multitud de sufijos germánicos en -ing- o en -ung- que pueden o no tener un origen común, y que se usan para expresar relaciones desde el parentesco (descendencia) hasta la propiedad, pasando por alguna simple "relación" que no puede calificarse de modo más específico. Vamos a mirar un poco los que aparecen en inglés antiguo y moderno, con el único objeto de llegar por fin a Tolkien.

Por supuesto, lo primero que hay que separar es la inflexión -ing con que se forman el participio presente y el gerundio en inglés moderno. En uno de los ejemplos que veremos, por más que exista de hecho un verbo bard que significa "emborrizar" o "bardar", barding no significará "emborrizando" o "bardando" (y mucho menos "bardeando") [2].

No es el mismo sufijo que se ve en Halfling "Mediano", donde el segundo elemento es -ling e indica una "persona que tiene tal o cual característica": el mismo que aparece en Easterlings "Orientales", o en beardling "barbudo" (SA:AP:A:II:15), o en muchas palabras más o menos comunes: a earthling "terrícola" hoy sólo la usan los extraterrestres, pero parece que en anglosajón un eorþling era exactamente lo que dice la traducción: "el que habita y cultiva la tierra". Y una forma que causa sorpresa, como todo lo cotidiano: darling no es sino una "persona querida" (dear).

¿Qué sentidos puede tener -ing? El más general (pero no el más usado) es aquella simple "relación" que mencionábamos: A está relacionado de alguna manera con B. ¿Un ejemplo tolkieniano? Cuando Egidio de Ham llega a ser rey del Pequeño Reino recibe el nombre latino de Aegidius Draconarius, 'but he was more often known as Old Giles Worming', bien traducido como "el Buen Egidio del Dragón", porque se expresa de una manera amplia que Egidio derrotó a Crisófilax. Worming aquí tiene un sentido distinto del que se da a Trahald 'burrowing, worming in' en SA:AP:F:II:17, porque en ningún lado consta que Egidio anduviese cavando agujeros a la manera de los gusanos (de paso, la traducción "excavación, horadación" es allí errónea, porque son participios presentes, no gerundios). Puede decirse que todo el cuento de Egidio elabora una eti(m)ología fantástica para el nombre Worminghall (un lugar al este de Oxford) como Aula Draconaria, o "el Palacio del Dragón" en nuestro idioma.

Unido a adjetivos, -ing a veces forma en anglosajón sustantivos que designan individuos; los ejemplos que da Bosworth-Toller son aeðeling "príncipe" (de aeðele "noble"), o earming "persona miserable" (de earm "pobre, miserable").

Es muy común que el sufijo indique posesión: esto es evidente en muchos nombres de lugares anglosajones, como cierta Folcwining lond que no indica "tierra (lond) de los descendientes de Folcwine", sino simplemente "tierra de Folcwine". Y parece ser que Worminghall, al fin y al cabo, no tenía que ver con dragones sino con la residencia de un tal Wyrma.

Pero el uso más frecuente, y con seguridad el más tolkieniano, es el patronímico, es decir, "hijo de" o "descendiente de". En esa situación se encuentra Thengling, usado en la balada de los Túmulos de Mundburgo (SA:5:VI:71): 'There Théoden fell, Thengling mighty' > "Allí cayó Théoden, [poderoso] hijo de Thengel". En plural hay varios ejemplos, donde la traducción [3] ha adaptado cada uno de un modo distinto. Veamos:

Bardings: "Bárdidos"
Beornings: "Beórnidas"
Entings: "Entandos"

Beórnida satisfecho tras aniquilar un entando

Los primeros son los descendientes de Bard, el que mató al dragón Smaug; los segundos, los de Beorn, que podían transformarse en osos a voluntad; y los terceros son los hijos de los Ents, donde la adaptación ha sido verdaderamente desastrosa: ¿se entiende que hay algún verbo "entar"? ¿Significa acaso "estar parado y con los brazos levantados, diciendo hum hom"?

En Rohan se usa directamente el plural anglosajón en -as, y el sentido ya no es "descendiente de" en sentido estricto sino que se ha ampliado la significación para designar a todo un pueblo:

Eorlingas
Helmingas

Evidentemente son los "hijos de Eorl" (de hecho Sons of Eorl se usa varias veces para hablar de los Rohirrim) y los "hijos de Helm" en el Folde Oeste.

Por último, el significado "pueblo de" alcanza no sólo a los supuestos descendientes de un rey o señor sino que se une a una región (como en anglosajón los West Centingas son los hombres del oeste de Kent [4]) o a una simple característica:

Dunlendings: "Dunlendinos" (a veces por error "Dundelinos")
Swertings: "Endrinos"

El primero se refiere a los habitantes de las Tierras Brunas (Dunland); el segundo es un nombre específicamente hobbit (SA:4:III:73) para los Hombres del Sur, y equivale a Swarthy Men, que a veces es "Endrinos" y a veces "Cetrinos".

¿Cuál habría sido la mejor opción para traducir este grupo de nombres? Es difícil decirlo, porque no es en realidad un grupo homogéneo. Las dos formas anglosajonas quedaron tal cual, y suenan muy bien; Easterlings y Halflings, por su parte, son demasiado evidentes para quedar sin traducción, y la idea de Swertings era que se advirtiera la relación con Swarthy Men. También debería haber sucedido eso con Dunlendings y el lugar de que proceden, pero no fue así. "Bárdidos" y "Beórnidas", aislados, no suenan mal, pero se pierde la relación de conjunto. Y "Entandos" es a todas luces inaceptable.

¿Tenemos este mismo -ing en castellano, ya fuera de aquellos abadengos y abolengos? Sí, aunque en los préstamos en que aparece no se identifica como sufijo: pero es fácil darse cuenta de que "vikingo", o "nibelungo", por nombrar los más famosos, terminan conteniendo el mismo elemento (el segundo en alto alemán, si no me equivoco). ¿Sirve eso para justificar que hablemos más bien de los "Bardingos", "Beorningos" y demás? No sé. Por otra parte, es bueno recordar que -ing es uno de los tantos componentes que pueden hallarse en Inklings, el nombre del grupo literario que formaron Tolkien, Lewis y Williams.

Pero de Inklings sería lindo hablar otro día, lo mismo que de la graciosa mescolanza que ha hecho la traducción de la Historia de El Señor de los Anillos en torno a Branding(s).

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[1] Otro caso aun menos conocido podría ser mestengo (de mesta; de allí proviene el mustang), y parece que mostrenco y podenco tienen fomas sordas del sufijo.

[2] Mucho mejor que éste es el viejo chiste sobre el apellido del escritor Rudyard Kipling basado en la confusión de sufijos: 'Do you like Kipling? - I don't know, I've never kipled'. Aclaro que a mí sí me gusta Kipling, aunque no sé de dónde viene el nombre.

[3] Éste es otro de esos posts criticones.

[4] Es llamativo que según este análisis "Mandinga" termine siendo un habitante de Mandos.

2 comentarios:

  1. Yo estoy decididamente por bardingos, eorlingos, entingos, etc. Incluso por bardengos, eorlengos, entengos...
    Pero no me meto porque estas son tierras hlafordengas.

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  2. WOW Muy interesante, sabes? acabo de suscribirme a tu blog. ¿Será que me aurotizas para utilizar lo expuesto en este post? ya que estoy haciendo un estudio del significado de mi nombre, ojalá digas que si. f. Ingrid

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