martes, 28 de agosto de 2007

Genias, ídolas y capas

-Don Hláford, ya que lo tengo acá cómodamente instalado, y aprovechando que nadie nos escucha, déjeme compartir con usted algo que me escuece desde hace tiempo. Anticipo que no tiene nada que ver con Tolkien. ¿Qué opina usted de la fuerte feminización que vivimos en nuestro país?

-Si se refiere al paso a primer plano en distintos aspectos de nuestra sociedad de mujeres específicas, y aun de LA mujer, el chiste que hago desde hace años es "A dónde vamos a parar. En cualquier momento van a querer votar, también". Era bueno, pero ya con mi círculo de conocidos se ha agotado, y tengo que buscarle reemplazante.

-Cuídese, porque al que le van a buscar reemplazante es a usted, si sigue cometiendo esos que llama chistes buenos. Pero no importa, porque a lo que yo hacía referencia, en realidad, era a la feminización en el sentido gramatical del término: Acción de dar forma femenina a un nombre que no la tiene.

La cosa empezó, si la memoria no me falla, hace unos quince años. Comencé a escuchar fulana es una genia. Al principio en son de broma, o al menos así lo interpreté yo. Por lo menos sonaba muy ocurrente, y más aún el mengana es una ídola. Pero luego empecé a sospechar -con un oculto terror- que la cosa no iba en broma. Nunca tuve valor para compartir esto con nadie, pero ahora me decido. Sáqueme usted esta duda cruel: la gente ¿lo dice en broma o en serio?

-Ya. El que usted dice es un tema viejo y trillado; uno ya no puede dar esas opiniones eruditas que lo posicionan sobre un pedestal, porque ese pedestal seguramente ya está ocupado. Pero puede dar opiniones personales, que nunca se agotan. Yo creo que lo dicen en serio. Lamento confirmar sus temores. Pero no se alarme: también creo que no hay mala voluntad detrás del proceso, y que la salud de usted no corre mayor peligro que de costumbre. La gente sólo está forzando un poco ciertos procesos analógicos perfectamente naturales del lenguaje, llevada a ello por condicionantes sociales.

Pero el que sí creo que lo está diciendo en broma es el lenguaje mismo, en complicidad con esos condicionantes sociales que mencionaba. Se está riendo de nosotros a mandíbula batiente.
Empieza con sutilezas como reunión de padres y madres (cuando yo era chico me preguntaba sinceramente si mi madre podía asistir a la reunión de padres del colegio), y poco a poco va agregando elementos cómicos. Por ejemplo, ¿qué se hace con acompañado del padre o tutor? Si yo tuviera que redactar algún reglamento que incluyese esa frase, me vería ante el dilema de decidir, por ejemplo, si corresponde acompañado/a del padre, la madre o el/la tutor/a. Ya es mucho. ¿Qué tal queda el/la p/madre?

ídola
Tenemos que agradecer a la lengua el habernos dado material de charla y risa para muchas horas. Y como el objeto de la risa somos nosotros mismos este ejercicio puede llegar a ser saludable. Por ejemplo: hay un cierto movimiento que responde a esta feminización usando el masculino a ultranza. No es tan sencillo detectarlo, porque el purista puede creer y argumentar que la ministro está bien. Pero otros dirán que tiene tanto sentido como el maestra. Resulta que maestros y maestras hubo siempre, pero en nuestro idioma los gabinetes de gobierno en general no han incluido miembras de modo significativo hasta fecha reciente. ¿Es neologismo la ministra? ¡No! El latín no tenía gabinetes, pero sí tenía minister y ministra lo mismo que tenía magister y magistra. En todo caso, ministra es un remozadologismo.

Los dos ejemplos que pone usted son unas joyitas: genia e ídola. Provienen de palabras que designan a una divinidad y a una representación material respectivamente, de género masculino el primero y neutro el segundo. Su cambio semántico a "persona muy inteligente o inspirada" y a "persona objeto de adoración" permitió la distinción de género y el surgimiento de los neologismos.









Una genia acompañada de colegas
¿Qué pasará cuando se quiera seguir el proceso inverso de masculinización? Si busca en Google, puede encontrar al hado padrino, por tétrico que suene. Recuerdo a un compañero de colegio al que le decían la Parca; ¿deberíamos haber dicho el Parco? Y si el sujeto de una representación artística es un varón, ¿hablamos de el pinturo, el estatuo?

-Precisamente por ese lado quería yo argumentar. Por ejemplo, otra de las aberraci... digo de los sanos neologismos, como usted los llama, de nuestros queridos compatriotas, es denominar capa a esa misma señora a la que se tildó ya de genia e ídola. Sí, la tal mujer es una capa. Y no se refieren a lo que Tolkien hubiese denominado cloak. Se refieren (agarrate Catalina), a que son... el femenino de "capo", ese término italiano tan difundido, que como usted bien sabe significa 'cabeza' y por extensión, 'jefe'.
Capo con rouge
Ahora bien, con el mismo criterio, deberíamos entonces decir que el presidente es el cabezo del Estado. Y que usted, Hláford, no es una garantía de calidad en este blog sino un garantío. Ya ve qué razón me asiste para traer este tema (perdón, este temo), a la pale.. digo al
palestro.

- Déjelos, Doctor, que están haciendo progresar la lengua. Algún día los que le causaron desazón ocuparán un lugar junto a Góngora y Quevedo.


3 comentarios:

  1. jajajajajajaja

    Lo que mas me ha gustado de este post es el tono de conversacion confidencial (parece q uno los oye a traves de la puerta o algo asi).

    De hecho me confieso culpable de haber usado "capa" y "la ministro" pero fue por pura ignorancia y he prometido rectificarme :)

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  2. No se rectifique, señorita, que como dice Hláford estos neologismos enriquecen la lengua. El estudioso del lenguaje es un bicho raro que por tener demasiada conciencia de la forma y el fondo de las palabras, inhibe la innovación. Para innovar hace falta un poco de ignorancia (o por lo menos de despreocupación lingüística).

    Pero la verdad (se lo digo al oído, para que no me escuche Hláford) me deprime enterarme de que en su hermoso país también usan el espantoso vocablo "capa". ¿Adónde vamos a ir a parar?

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  3. Bellezo sale 4.400 veces en Google.

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