lunes, 3 de septiembre de 2007

Elfos y trasgos

¿Qué tiene que ver Dante Alighieri con los trasgos y los elfos, los huevos, y los tapices franceses?

Entre las múltiples razas que habitan la Tierra Media, elfos y orcos (estos últimos llamados trasgos en El Hobbit) parecen constituir una oposición binaria esencial, los dos extremos de un “espectro del color” mitológico. La antítesis trasgos – elfos suele despertar una catarata de asociaciones; por ejemplo, a mí me recuerda la no menos mítica antítesis de Ello y SuperYo pergeñada por Freud.

Como sabemos, los términos empleados por Tolkien para estas opuestas criaturas son elf y goblin (goblins= trasgos, orcs =orcos). El linaje de ambas palabras es antiguo, aunque no por eso menos oscuro. Para elf / ælf / alf, se postula una derivación del Proto Germánico *albiz, tal vez relacionado con la raiz indoeuropea *albho (blanco). ¿Habrá relación con la blancura espectral de estas criaturas que aparecían fugazmente a la vista de los mortales? Y del término goblin sabemos que proviene del francés antiguo gobelin, relacionado probablemente del germánico kobold (duende o demonio hogareño), y con el griego kobalos (de parecido significado).

Al leer la palabra gobelin, seguramente ustedes se habrán preguntado, como yo, qué relación habrá con los célebres gobelinos franceses, esos magníficos tapices manufacturados desde 1600 en la Avenue des Gobelines, número 42, Paris.

Lamentablemente, parece que ninguna. Los tapices heredaron el nombre de la familia que inició el arte, aquella del experto en tinturas Jehan Gobelin (circa 1443). Ninguna relación, entonces, pero aprovechamos la excusa para alzar las copas y brindar por la Manufacture des Gobelins, que festeja este año su aniversario 400. ¡Qué envidia para países donde pocas cosas duran más allá de un período de gobierno o una devaluación!


Y ya que nos llegamos hast
a Francia, aprovechemos para cruzar los Alpes y hacer una escapada a Italia, donde resuena la dolce lingua del Dante. Dante Alighieri, como sabemos, era florentino y del partido güelfo, que había derrotado en sangrientas luchas al partido gibelino. Güelfos e gibelinos se odiaban tanto como… elfos y goblins. ¡Un momento! Ghibellino> gobelino> goblin. Guelfo> elfo. ¿Acaso es posible que elfos y goblins fuesen bautizados así en alusión a estas dos famosas facciones que convulsionaron primero Alemania, y luego Italia en el Medioevo? Así lo creyó algún imaginativo etimófilo inglés, y la especie se transmitió con cierto éxito a pesar de que no tiene ningún sustento documental (1). ¡Qué lástima! Hubiese sido una etimología hermosa, pero como aprendemos en este quehacer, cuando la teoría es hermosa, lo más probable es que sea falsa. En este caso, era necesario suponer que en la Italia medieval, las madres y nodrizas asustaban a los niños amenazándolos con el Ghibellino, una especie de hombre de la bolsa, cosa que también resulta ser mera conjetura. De todos modos, como dirían los italianos, se non è vero e ben trovato.

Ante esta clara expresión de etimología fantástica, Hláford interviene con un argumento que lo pinta de cuerpo entero. La etimología –sostiene-, aunque busca normalmente no caer en conjeturas fantasiosas, en este caso, por tratarse de palabras que designan seres de por sí fantásticos, puede muy bien permitirse una excepción, y hacer de cuenta que elfos y goblins sí vienen de güelfos y gibelinos. Envalentonado por semejante alarde de casuística, me lanzo entonces a trazar paralelos entre los europeos medievales y las razas de la Tierra Media.

El largo enfrentamiento a escala europea entre el Emperador y el Papa tuvo como una de sus manifestaciones la lucha de Ghibellini (partidarios del Emperador), contra Guelfi (partidarios del Papa). La denominación Ghibellini proviene del lugar de origen del Emperador de la casa de Suabia, el castillo de Waiblingen, mientras Guelfi proviene de sus rivales los Welfen, la casa de Baviera apoyada por el Papa.

Un ojo bien entrenado (y con unas cuantas copas de más, lo admito) verá enseguida la relación con el mundo de Tolkien. ¿Quién quería proclamarse Emperador del Mundo? Pues, Melkor. ¿Y qué hizo? Provocó la primera división de los elfos al corromper a muchos de ellos y crear la raza de los goblins (gibelinos). La intención de Melkor era separar a la Tierra del resto de la Creación y cerrar sus puertas a lo que había Más Allá, oponiendo así lo terrenal a lo espiritual, oposición que es la que mejor define la contienda de poderes en la Edad Media entre el Emperador (el poder temporal) y el Papa (el poder espiritual).

Los elfos (güelfos), leales a la Autoridad original, libran interminables batallas contra los goblins. Por momentos caen derrotados, por momentos triunfan, y sufren luego una división interna. En nuestro mundo, los güelfos se escinden en güelfos negros y güelfos blancos. Se dice que la división fue ocasionada por una pelea entre primos. No sé a ustedes, pero a mí esto me suena mucho a la contienda Noldor-Teleri. Lo de blancos y negros parece estaba relacionado con… ¡el color de los cabellos! Todo muy sugestivo.

Dante pertencecía al bando de los güelfos blancos, que son derrotados en Florencia. Por fortuna pudo salvar su vida y escribir la obra monumental que siglos después alguien compararía con El señor de los Anillos. Yo creo que ver a Dante como elfo no es descabellado. Como ellos, poseía un don para el lenguaje, y para escribir historias maravillosas. Además, se dice que tenía conocimientos enciclopédicos (2), y una memoria única. Corre a ese propósito la siguiente anécdota:

Dante se sentaba todos los días a cierta hora sobre una piedra en la plaza principal de Florencia (3), a contemplar la Catedral. Un desconocido se le acercó un día, y –tratando de encontrarle algún punto débil a este sabelotodo-, le preguntó a boca de jarro: ¿Cuál es el mejor alimento del mundo? Dante, sin pensarlo dos veces, respondió: El huevo.

Un año después, el mismo desconocido le salió al cruce en el mismo lugar, y –sin preámbulo alguno- le preguntó: ¿Con qué?

Y Dante, reconociéndolo, respondió, sin inmutarse: Con sal.

Tal vez Bilbo tuvo presente esta anécdota al proponerle a Gollum el acertijo:


Caja sin llave,
tapa o bisagras,
pero dentro un tesoro
dorado guarda


Un famoso huevo: Humpty-Dumpty

Quién sabe. Todo es posible cuando uno incurre en la Etimología fantástica.


(1) La primera mención de esta teoría se encuentra en Shepheardes Calender de Edmund Spencer (1579), a cargo de su glosador, que firma E. K.

(2) Aunque la Enciclopedia aún no había sido inventada.

(3) La Piazza del Duomo. Si pasan por Florencia, no dejen de buscar la piedra del Dante, que –según parece- aún se conserva, con una placa alusiva.

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